Una definición más adecuada para la Alquimia, pues abarca sus dos campos, es: "El Arte de la transmutación". Transmutar consiste en transformar algo en otra cosa que es de una naturaleza superior. En el campo material la antigua ciencia se consagró a la transmutación y purificación de las sustancias materiales, cambiando su carácter, exaltando sus cualidades, para llevarlas así a un estado más avanzado de evolución. De esta manera el alquimista llegó a crear productos que la naturaleza no habría engendrado por sus propios medios. En el plano espiritual los alquimistas hacían lo mismo, transmutando la naturaleza humana en naturaleza divina, significando esto el cambio de lo ilusorio a lo real, del inconsciente al consciente, de las tinieblas de la ignorancia a la luz de la verdad, de lo mortal a lo inmortal.
La transmutación, tanto física como espiritual, es consecuencia de la "elevación de las vibraciones". Una de las premisas de la Alquimia es la unidad de la materia, esto es, que todas las cosas están hechas de lo mismo. La física moderna, cuántica, comparte ese principio de unidad pues afirma que todo está formado por "energía radiante". Otra premisa compartida es que esa energía radiante o materia universal es inteligente. Lo concerniente a "elevación de vibraciones" consiste en que la energía o materia universal manifiesta grados superiores de inteligencia en la medida en que su propia frecuencia vibratoria se eleva.
Los alquimistas observaron que en la Naturaleza esa elevación de vibraciones es un proceso automático, pues las plantas toman del suelo y del agua minerales y los transmutan en células vegetales, las cuales son de un orden de inteligencia superior con respecto a las partículas minerales. Observaron que, ascendiendo en la escala evolutiva, los animales ingieren minerales y vegetales y transmutan esos alimentos en células animales, las cuales son de un orden de inteligencia superior con respecto a la partícula mineral y la célula vegetal. En la escala superior está el hombre, el que ingiere minerales, vegetales y animales y los transmuta en células humanas, las cuales son de un orden de inteligencia superior con respecto a las inteligencias de los reinos inferiores que le proveyeron el alimento. Hasta aquí ese proceso de elevación de vibraciones y de consciecia se da espontáneamente, pero los alquimistas intuyeron que había algo más que lograr pues el hombre podía transformarse así mismo, consiguiendo con ello elevarse de simple humano hasta la categoría de un ser superior capaz de expresar la semejanza con su Creador. Pitágoras, el sabio griego, llamó a los humanos que alcanzaron esa última condición "Miembros del Quinto Reino".
Elevar la condición humana es pues el propósito de la Alquimia en su campo interno, espiritual. En diversos escritos se llamó "El Niño Alquímico" a la materia sometida a transmutación por el Arte Regio o Alquimia. Los egipcios llamaron a ese niño Horus, el cual no es solamente hombre sino que es el Hombre-Dios. Sobre él se dijo lo siguiente: "El Niño Alquímico duerme en el reino mineral y en el vegetal comienza a soñar. En el reino animal sueña, algunas veces medio despierto. En el hombre despierta y comienza a comprender el significado de su vida. No obstante tiene un destino superior que realizar, la perfecta unión con su Padre".
En la transmutación antes explicada está implícita la premisa de que el hombre tiene dos naturalezas; una externa, humana, y otra interna, divina. Esta idea de la dualidad está presente en el sustantivo "persona", palabra de origen griego cuyo significado es "máscara", es decir, algo que oculta la verdadera identidad. El sustantivo sugiere que la naturaleza humana y externa del hombre esconde al verdadero Yo, la parte divina. La Alquimia asume que la personalidad es el vehículo que le permite al Espíritu morador expresarse en el mundo de las formas o plano físico. El propósito de la Alquimia Espiritual es el logro de un estado de la personalidad transmutado y perfeccionado. En un sentido figurado, el plomo de los alquimistas hace referencia a aquellos hombres y mujeres que andan por la vida extraviados, sin rumbo, al igual que las hojas movidas por el viento, ya que se perciben como unos esclavos de las circunstancias. Para ellos el miedo es su estado natural y por eso el mundo se les asemeja más a un calvario que a cualquier otra cosa. Ese mismo ser, por la operación del arte alquímico es transmutado en el oro, metal que simboliza a la personalidad regenerada, la que ahora conoce claramente cual es el sentido y el propósito de su existencia porqué encontró dentro de sí misma la sabiduría que le permitió asumir la regencia de sus circunstancias. Como consecuencia de lo anterior, seguridad y confianza son ahora estados permanentes y por ello transitan por la vida con alegría y dignidad, haciendo de sus mundos un paraíso.
Origen e Historia de la Alquimia (por si no leyeron los otros post)
Todas las tradiciones coinciden en atribuirle la paternidad de la Alquimia a Hermes Trimegisto, el inventor de todas las artes y ciencias de los egipcios. Es por ello que también se le llama Arte Hermético. Una versión mitológica acerca de su origen es que en los libros de Hermes sobre la Naturaleza se afirma que algunos ángeles, atraídos y subyugados por el amor hacia las mujeres de la tierra, descendieron a ésta y les enseñaron las obras de la naturaleza; los ángeles fueron expulsados del cielo y quedaron en la tierra, y como señales de su paso apareció la raza de los gigantes, que nacieron de su comercio con las mujeres terrestres, y un libro que contenía sus enseñanzas. Este libro se llama Kema o sea, la ciencia y el arte por excelencia. Esto lo dice Zózimo en su libro "Imuth", tratando los orígenes de la Alquimia. Egipto, Asiria y Babilonia, fueron la cuna de la Alquimia.
En sus comienzos la Magia, la Astrología y la Alquimia estuvieron mezcladas y cultivadas por unos mismos hombres, que formaban una sola Ciencia Sacerdotal, un solo cuerpo doctrinal con los conocimientos de Medicina, de las virtudes de las plantas y aun de las Matemáticas. Estas últimas fueron las primeras en separarse y formaron ciencia independiente; pero las primeras marcharon mucho tiempo unidas, hasta los mismos fines de la Edad Media. La tradición alquímica se extendió más allá de Egipto y Mesopotamia. Apareció en China y antes del siglo VI A. de J.C. hay vestigios de su presencia en la India. Se sostiene que Alejandría, en Egipto, fue propiamente la cuna de la Alquimia Occidental y que en su formación, ideas traídas a ese centro de cultura por instructores errantes procedentes de la India, Persia y China, se mezclaron con la magia egipcia, filosofía griega y la tradición esotérica hebrea (Qabalah).
Entre los emperadores romanos encontró la Alquimia mucha oposición. Alquimistas, astrólogos, magos y matemáticos eran considerados como embaucadores perjudiciales y fueron perseguidos. La expansión del pueblo árabe, cuando se adueñaron de Alejandría, fue un paso importante para su resurgimiento pues los árabes cultivaron la antigua ciencia con gran éxito y la hicieron progresar extraordinariamente en todos los países que ocuparon, especialmente en España, centro de su poderío en Europa. Posteriormente, los cruzados también fueron agentes importantes para la difusión del Arte Hermético en toda Europa.
La aparición de Teofrasto Paracelso, en el siglo XVI, con sus aplicaciones de la Alquimia a la disciplina de la Medicina ocasionó una revolución que llevó su fama por toda Europa. Después de Paracelso, el Arte Regio y el ardor de sus seguidores parecieron amortiguarse un poco, y con el fin del siglo XVIII desaparece, cediéndole su lugar a la Química. Ese ocaso solo sucedió en el campo externo y material de la Alquimia, pues en lo interno y espiritual su llama siempre ha permanecido encendida en las Escuelas de Misterios, herederas de las antiguas tradiciones iniciáticas.
La Gran obra
La Gran Obra es la operación secreta descrita en los libros de los verdaderos alquimistas. Esta es realmente una operación química, llevada a efecto bajo la dirección de la autoconsciencia del hombre. Comienza en la mente, pero es realizada por medio de cambios efectuados en su cuerpo físico y personalidad. A consecuencia de estos cambios, el operador llega a ser una nueva criatura, capaz de ejercer poderes que son desconocidos para el hombre promedio, tales como los expresados en la definición exotérica de la Alquimia. La Gran Obra es "la dirección de energía derivada de la esencia espiritual de acuerdo con las percepciones de una inteligencia despierta". Eliphas Levi, el gran mago del siglo XIX, dijo: "La Gran Obra es preeminentemente la creación del hombre por sí mismo, esto es, la plena y completa conquista que él hace de sus facultades y de su futuro".
La Piedra de los filósofos.
Al estado transmutado y perfeccionado de la personalidad humana se le llama "La Piedra de los Filósofos". Es por medio de esa personalidad transformada que el alquimista consigue el dominio sobre todas las formas y fuerzas del plano físico.
La Piedra de los Filósofos es un estado de consciencia que convierte a quien lo alcanza en un co-regente con Dios, por lo que su confección es la condición para ser un miembro del Quinto Reino. El sustantivo piedra, en lengua hebrea, es el símbolo literal para ese estado de la personalidad transmutado y perfeccionado. Su escritura se forma con las letras Alef-Bet-Nun, en la que las dos primeras ?? forman la palabra padre (Ab), y las dos últimas ?? hijo (Ben). De modo que "Piedra" designa "la unión del Padre y el Hijo", esto es, la unión consciente de las naturalezas divina y humana que coexisten en el hombre. Nota: La lengua hebrea se escribe y lee de derecha a izquierda. La confección de La Piedra Filosofal es uno de los temas que mayor cobertura tiene en la literatura hermética. Me valdré de una analogía para explicarte lo medular de ese trabajo interior. Todos los humanos tenemos una dimensión espiritual que es nuestro Yo más interno; la chispa divina que es el centro y esencia de nuestro ser. Supongamos que esta parte nuestra es como un disco que contiene el pensamiento de Dios, es decir, la verdad acerca de todo y, además, que ese disco está grabado en 33 revoluciones por minuto. Tenemos, por otra parte, una dimensión humana o personalidad conformada por mente, emociones y cuerpo físico. A esta última la voy a representar con un aparato tocadiscos, cuyo plato puede girar a una velocidad sujeta a graduación. El caso de la gente común es que el plato del tocadiscos gira a mucha menor revolución que las 33 en que está grabado el disco. Consecuencia: los mensajes del disco se distorsionan y lo que se reproduce es pensamiento erróneo. Mientras la personalidad vibra, gira, a bajas revoluciones, entonces el hombre se equivoca en lo concerniente al por qué, el para qué y el cómo de las cosas. Analógicamente, la confección de La Piedra de los Filósofos consiste en elevar gradualmente la velocidad a que gira el plato del tocadiscos hasta, finalmente, lograr las 33 revoluciones por minuto. En esta nueva condición el pensamiento del hombre reproduce con exactitud las ideas del Ser Supremo y, entonces, ese hombre o mujer puede decir, al igual que lo dijo Jesús: "Mi Padre y yo somos Uno".
Importantes Alquimistas
En opinión de Holmyard, el libro más antiguo sobre la Alquimia conocido fue escrito en Egipto por Bolo Demócrito alrededor del año 1.000 a. de C. HERMES TRIMEGISTO, Tres veces Grande, es reconocido como el padre de la Alquimia y es el nombre que los griegos dieron a Thot, divinidad de los egipcios, el creador de las artes y las ciencias. Los griegos creyeron también que podría tratarse de un personaje histórico, un antiguo rey de Egipto, autor de numerosos tratados esotéricos. En realidad los "Libros Herméticos" son los únicos testimonios que conocemos de lo que podría considerarse como filosofía egipcia. Esos libros, escritos en griego, pertenecen seguramente a algún autor de la época alejandrina, a un Egipto fuertemente helenizado y en vísperas de convertirse al Cristianismo. En las doctrinas herméticas encontramos una exposición filosófica, síntesis entre la egipcia, griega y judía, que en forma de revelación de Hermes, enseña una cosmogonía y una antropología semejantes en muchos puntos a las doctrinas gnósticas. Los libros de Hermes Trimegisto gozaron de gran autoridad durante los primeros siglos de la Iglesia.
Los doctores cristianos invocaban a menudo sus testimonios y ellos consideraban a Hermes como una especie de revelador inspirado. Sus escritos pasaban por monumentos auténticos de la antigua teología de los egipcios. Los eruditos del Renacimiento creyeron encontrar en los Libros de Hermes la fuente original de las iniciaciones órficas, de la filosofía de Pitágoras y de Platón. De los textos de Hermes el más famoso es la Tabla Esmeralda. Al parecer la Tabla se componía de dos columnas de mármol verde según algunos, o de una placa de esmeralda artificial según otros. Se han tejido muchas leyendas sobre su origen. Se la relaciona con el Diluvio y se piensa que fue hallada al final de éste en una gruta rocosa y que su texto, en caracteres fenicios, estaba grabado sobre una tabla esmeralda. La Tabla constituye una especie de discurso pronunciado por el propio Mercurio acerca de la manera como se lleva a cabo la Operación de la Piedra.
ZOSIMO DE PANOPOLIS. Escribe alrededor del año 200 de nuestra Era la primera enciclopedia sobre la Alquimia en 28 tomos, en los que recopila textos anteriores, de gran heterogeneidad y variedad, que no han llegado a nosotros. Zózimo moviliza a los metales como personajes y los carga de vitalidad, sometiéndolos a un proceso de transformación y dando como resultado unos textos en los que se une como en ninguno el espíritu con la materia.
GEBER. Máximo exponente de la alquimia árabe, se dice que fue el príncipe Omeya Khalid Ibn Yazid. Con su nombre aparecen diversos tratados que se refieren a muchas ciencias- Medicina, Astrología, Matemáticas, Música, Filosofía -, lo que ha hecho pensar que se trataba de la obra conjunta de un grupo con el sobrenombre de "Hermanos de la Pureza". De todas formas, los especialistas siguen considerando a Geber como un alquimista real y no como un mero nombre. Sus libros más famosos son "El libro de los hornos" y "La suma de la perfección". CALID. Alquimista árabe que vivió alrededor de los años 660 - 704 de nuestra Era. Sus obras más importantes son "El libro de las tres palabras" y "Secreto de la Alquimia".
MORIENUS. Alquimista alejandrino que vivió como eremita en Jerusalén y que después le enseñó al rey Calid los secretos de la Alquimia.
ROGER BACON (1211- 1294), ejemplo del alquimista clásico: hombre de gran erudición, viajero incansable y también varias veces perseguido y hecho prisionero. Perteneció a la Orden de los Franciscanos y estando encarcelado escribió su famosa obra "Opus Majus", la cual envió y dedicó al Papa Clemente IV. Murió en Oxford.
BERNARD TREVISAN. Debió vivir en la segunda mitad del siglo XIV y cuenta la leyenda que fue uno de los alquimistas que más dinero gastó en los experimentos. Y sin fruto. Pero, al parecer, después de más de 56 años de dedicación y haber dilapidado una fortuna, logró el éxito.
NICOLAS FLAMEL (1330 - 1418), francés, fue el arquitecto de la iglesia parisiense de St Jacques. Uno de los más famosos alquimistas y sobre el cual se ha tejido una leyenda sorprendente no sólo por su enriquecimiento repentino sino porque se le ha visto en dos ocasiones dos siglos después de su muerte. Flamel en su obra cuenta detalladamente como consiguió la Piedra Filosofal y la cuenta a través de un viaje posiblemente alegórico.
NICOLAS MELCHIOR CIBENENSIS, fue un capellán que en 1490 se hallaba en la corte del rey Vladislao II, rey de Hungría y de Bohemia. Tiene el mérito de haber sido uno de los primeros alquimistas en utilizar los símbolos de la doctrina cristiana para representar los procesos alquímicos; realizó un paralelismo entre la Misa y la Gran Obra.
WENCESLAO LAVINIUS DE MORAVIA. Vivió en el siglo XVI y fue uno de los herederos del esoterismo egipcio. Puso de manifiesto la necesidad de acomodar la realización de la obra alquímica a unas determinadas influencias astrales y planetarias.
ARNALDO DE VILLANUEVA (1245 - 1313), medico pontificio que nació en Valencia, España, y que fue uno de los grandes alquimistas del Medioevo. Aportó a la Obra elementos de origen qabalístico y fue maestro de Raimundo Lulio. Viajó y estudió mucho, y fruto de un intenso estudio de la Alquimia fue la consecución, según fuentes muy autorizadas, de la transmutación del metal en oro. Entre sus múltiples descubrimientos se encuentran los ácidos sulfúricos, nítrico, clorhídrico; perfeccionó, además, los métodos de destilación. Fue lumbrera de su siglo y una de las más fuertes columnas de la ciencia occidental.
RAIMUNDO LULIO (1235 - 1315), nació en Mallorca y se le llamaba "el Iluminado".Fue un caso sorprendente de fecundidad literaria a la vez con una vida intensa y azarosa, se le conocen 242 libros. En el año 1305 realiza una transmutación frente al rey Eduardo III. De padres ricos llevó una vida aparatosa hasta los 30 años en que, a causa de un desengaño amoroso, se entregó a la vida ascética. A la edad de 56 años concibió la idea de ir a predicar a los musulmanes, lo que hizo. Después predicó también la religión cristiana a los judíos. Muere lapidado por el pueblo musulmán.
JUAN BAUTISTA VAN HELMONT (1577 - 1644), fue un hombre versado en toda clase de ciencias - Química, Fisiología, Medicina. Seguidor ferviente de Paracelso y especialmente conocido porque fue quien empleó por vez primera la palabra "gas". Existen varios testimonios de transmutaciones que logró realizar.
HELVETIUS (1625 - 1709), su verdadero nombre era Johan Friederich Schweitzer y fue un hombre muy culto. Se destacó porque en vez de poner énfasis en la transmutación lo hizo en la búsqueda de la Piedra, que cura las enfermedades y procura la inmortalidad.
HENRY CORNELIUS (1436 -1535), llamado también Agrippa, un nombre que formó con el nombre de su ciudad natal: Colonia, antes Colonia Agriperia. Contemporáneo de Paracelso, para quien fue una autoridad qabalística fundamental, la vida de Agrippa se caracteriza por sus continuos viajes y su amplia erudición; era considerado una autoridad en Teología, Jurisprudencia y Medicina. Hizo sus primeros estudios en París y su obra cumbre fue "La Filosofía Oculta o la Magia", considerada como la primera enciclopedia conocida de ocultismo.
PARACELSO (1493 - 1541), su verdadero nombre era Aureolus Philipus Teofrastus Bombastus von Hohemheim y fue el alquimista de mayor renombre y prestigio. A los dos años, jugando con un cerdo queda eunuco de un mordisco. Este pormenor empieza a formar en él un carácter taciturno y colérico, pero al mismo tiempo audaz y estudioso. Critica a los médicos y realiza enormes adelantos para la medicina. En su categoría de hombre "puente" recopila todo el saber alquímico y ocultista de los siglos anteriores, llegándose a convertir en la mayor autoridad en estas ciencias. Ha sido frecuentemente estudiado, tanto por médicos, como por psicólogos, como por los Adeptos de las ciencias ocultas y especialmente la Alquimia.
BASILII VALENTIN, fue un monje perteneciente a la Orden Benedictina de San Pedro de Erfurt y vivió a principios del siglo XV. Al parecer este nombre sólo era un seudónimo que viene a significar "Rey Valiente", tras el cual se esconde como posible autor Johan Toide de Turinga. Su obra empezó a ver la luz a partir de 1602. Fulcanelli le reconoce como su maestro. Sus libros famosos son: "El Azot o modo de obtener el oro oculto de los filósofos", "El Carro Triunfal del Antimonio", "Doce llaves de la Filosofía", "La revelación de las Tinturas de los Siete Metales".
EL COSMOPOLITA, sobrenombre del alquimista escocés Alexander Seton, que viajó por toda Europa y realizó gran número de transmutaciones, de las que ha quedado constancia. Fue prendido en Dresde y torturado para que revelara el secreto de la proyección. Aunque fue salvado por su discípulo Sendivogio, falleció a causa de las heridas en 1604.
IRENEO FILALETEO (1622 - 1666), enigmático personaje que algunos identifican con el alquimista inglés Thomas Vaughan. Otros alquimistas prominentes fueron el abad Tritemio, de Maguncia; Isaac el Holandés (1408); Lambsprinck; los ingleses Thomas Norton y George Ripley
MEDITACION CON EL PENTAGRAMA
La Alquimia Qabalística hace del símbolo su principal medio para producir en la personalidad humana "la elevación de las vibraciones". Con tal propósito, las imágenes o símbolos se toman como foco de atención durante sesiones de meditación. Seguidamente, te doy unas recomendaciones para meditar y, además, una práctica para hacerlo con el Pentagrama, la estrella de cinco puntas, que es el símbolo para la consumación de La Gran Obra.
Debes disponer de un ambiente bien ventilado e iluminado, de día preferiblemente porque la observación nocturna de símbolos con frecuencia causa insomnio. Utiliza una silla que tenga espaldar recto, preferiblemente sin apoya brazos. Colócala frente a una mesa o escritorio y siéntate apoyando los pies sobre el piso, sin pegarlos, de manera que las rodillas formen ángulos rectos. Mantén tus manos colocadas sobre las rodillas o muslos y la espalda recta y sin tensión. Esta posición es llamada "faraónica" y es la propia de la tradición occidental.
Previamente habrás colocado en el escritorio o mesa un atril u otro objeto para colocar el (los) símbolo (s), de modo que lo (s) veas de frente, a un brazo de distancia aproximadamente. Cierra tus párpados y tomas ocho respiraciones suaves y profundas, de la siguiente manera: Inhalas por la nariz y llevas el aire directamente al abdomen, llenándolo. Luego contraes el abdomen para que el aire suba, lo retienes durante un instante y finalmente lo expulsas por la nariz. Trata de mantener durante la meditación una respiración profunda y rítmica. El estudio de esta lección deberás acompañarlo con la meditación sobre el Pentagrama. Lo observarás diariamente por lo menos una vez y durante 5 minutos. La estrella de cinco puntas, llamada también el Sello de Salomón, simboliza el triunfo del Espíritu sobre los elementos por medio de los cuales él manifiesta su actividad sobre el plano físico. También representa la regencia del hombre sobre su medio ambiente, mediante el control consciente.
La imagen tiene como trasfondo la idea de dominio. En el lenguaje secreto de los números el cinco se asocia con intermediación, de agencia. Pitágoras utilizó el Pentagrama como símbolo de unión de sus discípulos, representando a un hombre de pie con los brazos en cruz. La asociación del número cinco con esa figura humana resalta la verdad de que el hombre es el intermediario entre el cielo y la tierra, en otras palabras, que la personalidad es el instrumento a través del cual el Espíritu canaliza su poder creativo hacia el plano físico, para transformarlo. La observación del Pentagrama te ayudará a desarrollar y fortalecer el poder de determinación, esto es, la capacidad que tienes de regir tus emociones y circunstancias, para lo cual es preciso que venzas una serie de tendencias negativas, como el miedo, la pereza, la ensoñación, etc. Leonardo Da Vinci dijo: "OH Dios, Tu nos vendes todas las cosas por el precio de un simple esfuerzo".
La incorporación del Pentagrama en tu subconsciente, gracias a estas meditaciones, desarrollará en ti la firme y permanente disposición a realizar el esfuerzo que fuere necesario para vencer cualquier obstáculo que se interfiera con el propósito de elevar tu consciencia, ya que el signo representa el éxito en La Gran Obra. Nunca observes el Pentagrama invertido, con dos puntas hacia arriba, pues así representa la esclavitud del hombre ante las circunstancias de su entorno. Condición que es opuesta a la regencia que procuramos. Puedes observar y visualizar también el Pentagrama otras veces durante el día.
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